La Cuestionable Solidez de los Postulados para la Elección y Aplicación de Tipografía en Productos de Diseño (Tesis de Licenciatura: Parte III)
PROPUESTAS
ALTERNATIVAS
En vista de lo anteriormente analizado,
resulta lógico pensar que, en cierto modo, quienes están familiarizados con las
formas tipográficas no necesitan mayor información que la apariencia básica de
las letras para poder reconocerlas. Estas
primeras décadas del siglo XXI para quienes se dedican al diseño gráfico
prácticamente no existen límites en cuestión de diseño de tipografía. Aun así,
el principio básico de cómo están constituidas las letras es siempre el mismo.
Esto queda patente en la explicación que da Frutiger (2004, pág.
39) en su libro En Torno a la Tipografía:
El núcleo duro está atrapado en el centro del esquema, ha
sido forjado por 500 años de lectura. El núcleo de cada letra está grabado como
un cerrojo en la memoria del lector. La letra leída es como una llave que
encuentra su cerradura.
Claramente
Frutiger afirma que la tipografía seguirá siendo legible si la letra mantiene
la forma básica o se apega al esqueleto que nuestra mente reconoce -tal como se
presenta en la figura 3-, es decir, que una A
se seguirá percibiendo como una A siempre
que mantenga su característica barra atravesando por el centro y dos líneas que
se unen en la parte superior, o su forma triangular y siempre que esté en un contexto
de lectura tipográfica. Sin embargo Frutiger también explica que si el creador
se aleja del trazo principal habrá problemas de legibilidad y problemas de
lectura (Frutiger, 2004, pág. 39).
El campo de la tipografía está lleno de
fuentes y formas desde las más elegantes, sobrias y clásicas, hasta las más experimentales
y poco legibles, pasando por tipos que resultan de la mezcla de ambos extremos.
Muchas mantienen las formas que abren el cerrojo que menciona Frutiger, y
podemos leerlas con mayor o menor dificultad.
Con tal cantidad de nuevas tipografías y experimentos que la tienen como base cabe preguntarse ¿cómo romper con los estereotipos de una manera diferente e innovadora, si al parecer toda clase de propuestas se han realizado ya? La respuesta podría encontrarse analizando el origen de ciertos estilos tipográficos que fueron evolucionando hasta nuestros días. Revisemos como ejemplo el origen de algunas formas que hoy en día son de lo más comunes. Tenemos como modelo las minúsculas o cajas bajas, que son descendientes de las capitales romanas y rústicas que derivaron poco a poco en las conocidas como letras unciales que permitían el ahorro de espacio y de material de soporte que era vital en aquel entonces, estas letras llegaron a ser llamadas unciales. Posteriormente las letras semiunciales –que constituían una formalización de la escritura a mano-, dieron origen a lo que ahora llamamos letras de caja baja o minúsculas. Se puede apreciar que, las minúsculas, a pesar de ser utilizadas diariamente y en prácticamente todos los textos con lo que tenemos contacto a diario, tuvieron un largo y lento proceso evolutivo hasta tener la forma que hoy reconocemos sin mayor dificultad. Por otro lado, en tiempos antiguos, la escritura libre y estilizada de la cancillería dio origen a la letra propiamente llamada cancilleresca que derivó en la letra itálica, en un principio este estilo era generado como una fuente o alfabeto independiente de las capitales romanas, en la actualidad, ha pasado a ser sólo una auxiliar en la composición editorial y tipográfica. (Kane, 2005 págs. 19,20, 24,26).
Con tal cantidad de nuevas tipografías y experimentos que la tienen como base cabe preguntarse ¿cómo romper con los estereotipos de una manera diferente e innovadora, si al parecer toda clase de propuestas se han realizado ya? La respuesta podría encontrarse analizando el origen de ciertos estilos tipográficos que fueron evolucionando hasta nuestros días. Revisemos como ejemplo el origen de algunas formas que hoy en día son de lo más comunes. Tenemos como modelo las minúsculas o cajas bajas, que son descendientes de las capitales romanas y rústicas que derivaron poco a poco en las conocidas como letras unciales que permitían el ahorro de espacio y de material de soporte que era vital en aquel entonces, estas letras llegaron a ser llamadas unciales. Posteriormente las letras semiunciales –que constituían una formalización de la escritura a mano-, dieron origen a lo que ahora llamamos letras de caja baja o minúsculas. Se puede apreciar que, las minúsculas, a pesar de ser utilizadas diariamente y en prácticamente todos los textos con lo que tenemos contacto a diario, tuvieron un largo y lento proceso evolutivo hasta tener la forma que hoy reconocemos sin mayor dificultad. Por otro lado, en tiempos antiguos, la escritura libre y estilizada de la cancillería dio origen a la letra propiamente llamada cancilleresca que derivó en la letra itálica, en un principio este estilo era generado como una fuente o alfabeto independiente de las capitales romanas, en la actualidad, ha pasado a ser sólo una auxiliar en la composición editorial y tipográfica. (Kane, 2005 págs. 19,20, 24,26).
Algunos de los
estilos o alfabetos que se podrían haber considerado autónomos poco a poco
llegaron a fundirse con los estilos que tomaron más auge y fuerza o que
resultaban más útiles y funcionales para
la época. Principalmente debido al cambio en el estilo de vida y mentalidad que
se iba dando con el paso de los años y por ende, de las tendencias que
influenciaban inevitablemente el campo del diseño de caracteres.
Podemos notar, al
analizar momentos clave y relevantes en la historia de la tipografía que, en
ciertos momentos de esta, surgieron estilos o variantes que hoy en día damos
por sentados, como es el caso de las letras de caja baja o la itálica e incluso
las versalitas, lo que permite traer a colación las palabras de Gill (2004) al respecto:
La escritura ha seguido de pie y la forma llamada itálica conserva
todavía su naturaleza <<cursiva>>. La mayor parte de las fuentes
itálicas, sin embargo, resultan demasiado inclinadas y demasiado cursivas. Es
necesario encontrar una letra estrecha y con una inclinación no tan pronunciada
que, sin dejar de aportar énfasis y relieve, case con la naturaleza no cursiva
de los caracteres erguidos junto a los que se utiliza.
Gill hace
referencia –en el fragmento antes citado- al uso de la escritura y a su
influencia en las familias itálicas que resultan demasiado inclinadas y
cursivas, y propone que se encuentre una letra estrecha y con inclinación moderada
que pudiera integrarse con los caracteres romanos no cursivos pero que no
dejara su naturaleza itálica, entonces desarrolló la tipografía Johana que
además de complementar perfectamente la letra romana se utilizó para componer
cuerpos de texto enteros. (Gill, 2004,
pág. 55)
Hoy en día, las
tipografías además de contar con itálicas y romanas posee una gran cantidad de
tipografías experimentales, inclusive las llamadas de fantasía que son más una
invitación a apreciar las formas que a ser leídas. Sin embargo, basándonos en
la afirmación de Gill citada anteriormente, que hace referencia a la
permanencia de la escritura; hay un
estilo que llama la atención: el handwrite
o manuscrito que se ha diferenciado claramente de las tipografías cursivas
y de la variante itálica de las familias tipográficas por ser de trazo libre
pero sencillo que no busca expresión por medio de su correcta ejecución.
Proviene del trazo caligráfico realizado por la mano de quien escribe con el
apoyo del instrumento de escritura –que en la actualidad por lo general es un
lápiz o una pluma-, y que resulta siempre diferente en cada individuo, a
diferencia de la escritura cancilleresca
o la caligrafía, que estaban sujetas a reglas específicas sobre su modo
de ejecución, esta forma de escritura
–el handwrite- no tuvo que pasar por el grabado de punzones o la hábil mano de
un calígrafo, pues resulta del movimiento libre e informal de la mano.
Actualmente las tipografías de este estilo se generan por ordenador para dar la
impresión, como su nombre indica, de estar escrito a mano alzada en vez de
haberlos sido por medio de una computadora. Cabría preguntarse y tener a
consideración que esta pueda ser una nueva variante en las tipografías actuales
que otorgue otro aire o especie de énfasis en los cuerpos de texto, un uso en
el diseño editorial que aporte inclusive otro tipo de transmisión de idea de
una manera más humanizada y cordial, o considerar su empleo como una
alternativa de composición, sea en el ámbito de la jerarquización, separación
de información, etc. Este estilo se ha desarrollado igual que las tipografías
que pasaron a ser variantes, existen muchas familias de este estilo que existen
como tipografías independientes por lo que es posible pensar que pudieran, con
el tiempo, sufrir el mismo destino de otras variantes como las cursivas o las
negritas -por poner un ejemplo-, y llegar a ser auxiliares de la letra romana o
redonda. Poniéndolo en práctica ya no sólo se podría encontrar las variantes
negrita, bold, heavy, extra bold, light, extralight, itálica u oblicua, sino
también la variante handwrite, llegando a existir- por ejemplo- no sólo la
Helvética Bold o la Helvética Light sino también la Helvética Handwrite. Lo que
permitiría enriquecer aún más, no sólo la experiencia y la versatilidad del uso
tipográfico -que es el tema que nos atañe-, sino incluso ampliar las
posibilidades y alternativas en el diseño mismo de los caracteres.
No se puede dejar pasar en una consideración sobre
el uso y selección tipográfica el empleo de las letras anteriormente
mencionadas conocidas como Capitales Ornadas -esas letras que identifican
claramente el inicio de un capítulo o un nuevo párrafo, tales como la que se
muestra en la imagen de la figura 4-, conocidas por su alto grado de valor
estético debido a la complejidad de los ornamentos y/o ilustraciones que se
integran en ellas. Sin embargo, en la actualidad estas capitales ornadas siguen
empleándose con el mismo diseño que tenían en la época en que eran producidas a
mano retratando perfectamente el sentimiento de ese tiempo, según Costa y
Raposo (2008, pág. 96):
Para
la psicología de la forma, la comunicación visual es cuestión de percepción de
“buenas” formas –aquí, la letra- que se destacan sobre su fondo, circunscrita
en un espacio determinado. Una forma pregnante, una “buena forma” es una forma
culturalmente adquirida, una estructura, un todo que es el producto, y no la
suma, de todas sus partes.
Teniendo
muy en cuenta este enunciado cabe
preguntarse ¿porqué, las letras ornadas siguen siendo ilustradas, diseñadas o
concebidas con los mismos motivos y trazos que se empleaban hace unos 500
años?, si de acuerdo con Costa y Raposo,
una buena forma -que al mismo tiempo se quede grabada en la mente de aquel que
tiene acceso a ella-, es aquella que tiene una alta carga cultural y que trae
al imaginario del observador una imagen compuesta y altamente significante
formada por todas las partes que constituyen su realidad cultural, lo que lo
lleva a identificarse –por decirlo de alguna manera- con la letra. Si bien se
pude argumentar que este tipo de letras se usan precisamente para evocar o hacer que el espectador de la era
digital, se sienta identificado con la
época de las capitales ornadas, no implica o no justifica el que probablemente no
existan o no sean conocidos diseños de letras ornadas con motivos, formas y
trazos que tengan intrínsecamente incorporada la idiosincrasia de la sociedad
actual, de las ciudades con rascacielos o de los signos propios de la era
digital que cabría resaltar serían una propuesta interesante, fresca y
apreciada entre aquellos que buscan nuevas formas de uso tipográfico fuera de
los establecidos como correctos o normativos.
Aquí se
muestran dos ejemplos de cómo pudiera ser la apariencia de estas Capitales
Ornadas pero trasladadas a un diseño más moderno, basado en elementos
arquitectónicos y formas modernas que pueden utilizarse en el diseño editorial
de revistas de arquitectura – por mencionar un ejemplo-, en el caso de la R debido
a la presencia de lo que claramente son edificios, pero la S, puede emplearse
en otros diseños con una temática diferente por presentar figuras geométricas
más abstractas y no precisamente edificios, lo que ayuda a una libre
interpretación dependiendo del contexto. Cabe destacar que las capitales aquí presentadas
son solo ejemplos de lo que se podría hacer con diseños como estos, mas no son
propuestas de diseño como tales, pues el tema de este texto es concerniente al
empleo y elección de tipografías, no del diseño de estas.
Sin lugar
a dudas la originalidad juega un papel de importancia primordial a la hora de
buscar alejarse de los cánones no escritos y las normas que resultan ambiguas,
y más aún diferenciarse del resto de propuestas que hay en este campo, aun así
se puede tomar a pecho esta observación de Kunz (2003, pág. 20) al mencionar
que “La originalidad de cada tipografía radica en sus detalles microestéticos.
Son esos detalles los que más influyen en la selección de una tipografía
determinada, y los que distinguen una tipografía de las demás”, pero él mismo
aclara que “…el público general está más interesado en el contenido que en las
tipografías utilizadas”. Es entonces cuando el diseñador gráfico debe atender a
su formación como tal y decidir qué es lo que necesita comunicar, y qué
tipografía debe escoger, debe dedicar
tanto tiempo a este paso del proceso de
diseño como al resto de ellos y no dejar a la ligera la elección de un tipo.
Una vez que haya decidido utilizar la tipografía correcta no significa que esa
tipografía es la única que puede desenvolverse bien en el producto de diseño
final, pero sí la que estéticamente le convenció más en un sentido personal, tomando la palabra estética como la define
Guiraud (1982, pág. 87):
…en
un sentido más amplio también recupera la etimología de la palabra que en
griego designa la “facultad de sentir”, deriva del adjetivo aisthetos,
“sensible, perceptible por los sentidos”.
Por lo tanto, la expresión estético no se aplica… solamente a lo bello sino también a lo concreto, a lo sensible.
Por lo tanto, la expresión estético no se aplica… solamente a lo bello sino también a lo concreto, a lo sensible.
Por lo
tanto, siempre seremos susceptibles a la influencia de los gustos personales,
debido simplemente al hecho de ser humanos capaces de percibir y sentir, y que
tienen la necesidad de implantar una carga estética personal en prácticamente
todas las cosas de nuestro entorno -en este caso a la tipografía- que es
precisamente lo que vuelve a la tipografía altamente vulnerable a prejuicios,
pero también uno de los primeros objetos que sufren transformaciones con los
cambios culturales y de pensamiento.
Es muy
atinado el comentario de Frutiger en una entrevista donde menciona “que en la
mente del lector las formas del alfabeto están arraigadas como arquetipos y que
para el creador de tipos es imposible cambiar algo en esos esquemas
prestablecidos” (2004, pág. 57). Se pueden hacer muchas nuevas propuestas y
variar las reglas existentes en el
ámbito tipográfico pero siempre permanecerán en la mente de los diseñadores
estos arquetipos a los que Frutiger hace referencia y que significarán un
factor clave en las decisiones respecto al empleo de las familias de caracteres.
Así la
letra y la forma que esta toma a través de las distintas culturas y épocas han
sido moldeadas por el pensamiento mismo del hombre. Se puede encontrar una
premisa muy importante en el comentario que Costa y Raposo hacen respecto a la
naturaleza antropológica de la letra al decir:
La
letra es el resultado y objeto de la cultura humana. En buena medida la letra
se constituye como una herramienta de la antropología ya que en ella
encontramos los trazos de la evolución tecnológica, social, cultural y humana.
Nacidos de la rebeldía del pensamiento abstracto y de la imaginación simbólica. Los signos de escritura se han tomado un camino propio y son casi independientes. Consiguen reflejar y retener con bastante claridad el genio humano y las constantes mutaciones culturales a través de los tiempos.
Nacidos de la rebeldía del pensamiento abstracto y de la imaginación simbólica. Los signos de escritura se han tomado un camino propio y son casi independientes. Consiguen reflejar y retener con bastante claridad el genio humano y las constantes mutaciones culturales a través de los tiempos.
Es decir, mediante las letras el hombre ha
tenido la oportunidad de expresar de formas diversas las costumbres, tendencias
y conocimientos que abundaban en su época, dejando en ellas las marcas que
propiamente definirían dicho espacio temporal y que en el futuro servirían para
volver y analizar, por ejemplo, los
medios de producción, los pensamientos y habilidades propias de los creadores,
así como las respuestas a los problemas visuales de mayor interés de sus
contemporáneos. Sin embargo, como ya se mencionó antes, en la actualidad no
existen prácticamente impedimentos o restricciones relacionados con los medios
de producción pues digitalmente cualquier forma puede ser reproducida fielmente
sobre una gran variedad de soportes, lo que lleva a la tipografía a sufrir de
cambios en su estructura a gran escala. Y resulta interesante que, al poderse
hacer esto, la forma de la letra ya no tenga otro destino, es decir, que la evolución
hacia nuevos estilos esté en peligro de desaparecer, pues ya no es necesario
buscar alguna otra forma o medio de escritura que facilite esta, lo que reduce
la experimentación y la investigación, motivando a tipógrafos y diseñadores a
retomar las formas antiguas y previamente destinadas para ciertos fines.
Entonces, la existencia de estereotipos tipográficos condiciona la elección y empleo de los caracteres y detiene en cierta medida la evolución de la letra en sí, al normativizar la clase de tipos que deben ser empleados en los diferentes productos de diseño. La forma de evitar esto es precisamente cambiando los estándares y normas así como buscando la experimentación fomentando la investigación respecto a la antropología de la letra.
Entonces, la existencia de estereotipos tipográficos condiciona la elección y empleo de los caracteres y detiene en cierta medida la evolución de la letra en sí, al normativizar la clase de tipos que deben ser empleados en los diferentes productos de diseño. La forma de evitar esto es precisamente cambiando los estándares y normas así como buscando la experimentación fomentando la investigación respecto a la antropología de la letra.
Analicemos,
por ejemplo, el caso del perfume presentado en estas imágenes, podemos ver en
la figura 7 y la 8 que poseen caracteres perfectamente legibles, pero la figura
9 presenta un tipo de fantasía llamado Tempo Eternum, el producto de la imagen
al centro (figura 8) es el que tiene la tipografía original. Ahora, los tres se
pueden justificar de manera que en todos los casos resulte correcto el uso
tipográfico.
En el caso
de le figura 7, las letras de estilo egipcio de la Serifa –diseñada por Frutiger- marcan una gran estabilidad y legibilidad,
las formas cuadradas pueden hacer referencia al carácter del fuerte del
perfume, pero elegante a la vez, al ser una fragancia femenina nos da la
impresión de gran sobriedad y estilo, así como de estabilidad, se puede leer
muy bien de lejos, lo que nos da la comodidad de reconocer el nombre a gran
distancia.
En el segundo caso (figura 8) podemos apreciar que las formas caligráficas hacen referencia a las curvas y delicadez de la mujer, nos dan una sensación de movimiento y libertad, además de poseer un atrayente estético mas notable, la naturaleza caligráfica transmite un aire de hecho a mano y nos motiva a sentirnos atraídos de una manera más íntima al producto.
En la tercera imagen (figura 9) se despliega una tipografía de un carácter de fantasía que posee un trabajo que raya en lo ilustrado, posee poca legibilidad, pero tiene ese aire o carácter enigmático o esotérico que mencionan Costa y Raposo (2008, pág. 10) y que hace a la mente del observador asociar el contenido con algo misterioso, enigmático, una fragancia seductora o hasta exótica. La ilegibilidad que presenta puede usarse a favor con el fin de que el consumidor primero se sienta atraído por las formas y luego – después de observar-, se identifique con los signos tipográficos presentados, decodificando así el mensaje.
En el segundo caso (figura 8) podemos apreciar que las formas caligráficas hacen referencia a las curvas y delicadez de la mujer, nos dan una sensación de movimiento y libertad, además de poseer un atrayente estético mas notable, la naturaleza caligráfica transmite un aire de hecho a mano y nos motiva a sentirnos atraídos de una manera más íntima al producto.
En la tercera imagen (figura 9) se despliega una tipografía de un carácter de fantasía que posee un trabajo que raya en lo ilustrado, posee poca legibilidad, pero tiene ese aire o carácter enigmático o esotérico que mencionan Costa y Raposo (2008, pág. 10) y que hace a la mente del observador asociar el contenido con algo misterioso, enigmático, una fragancia seductora o hasta exótica. La ilegibilidad que presenta puede usarse a favor con el fin de que el consumidor primero se sienta atraído por las formas y luego – después de observar-, se identifique con los signos tipográficos presentados, decodificando así el mensaje.
Otro caso
notable es el de tipografía concerniente a las invitaciones para eventos,
tomemos el caso de las imágenes a continuación, estas son un detalle de la
invitación que mandó Apple para el evento que se realizó el 23 de Octubre de
2012.
La figura
10, se está empleando una tipografía llamada Segoe Print, una familia de tipo
handwrite, antes mencionado, puede notarse como este estilo dota a la
invitación de características humanas -por decirlo así- que nos hace sentir que
Apple nos invita de una manera cordial y amistosa, nos presenta un aire cálido,
pretende hacernos sentir que la experiencia de diseño que se presentará en el evento
es menos mecánica y tecnológicamente más orgánica, propiedades que acentúan el
mensaje. La figura 11 presenta la tipografía original de la invitación, se puede
ver cómo la empresa imprime una tipografía sin remates que hace constatar la sencillez
de lo productos que ofrecen, es fácil de leer y no distrae la atención del
mensaje, nos damos cuenta de que es neutra -pues no es caligráfica, geométrica
o con remates- y no presenta ningún elemento adicional que nos lleve a prestar
demasiada atención al diseño mismo de las letras. La invitación que se muestra
en la figura 12 presenta una fuente Baskerville, que es fácil de leer y
presenta alto contraste entre trazos gruesos y delgados, además de una gran
estabilidad visual gracias a sus remates, lo que transmite una idea de
seguridad, que da a entender que la empresa está consiente de lo buenos que son
los productos que presentará en dicho evento, así como un contraste entre lo
tecnológico y lo clásico que nos hace esperar algo diferente respecto a productos
anteriores. En ninguno de los tres casos se emplea tipografía caligráfica, como
es costumbre en la mayoría de las invitaciones a eventos con el argumento de la
elegancia, claro ejemplo de que los estereotipos no son leyes.
Analicemos
ahora, el uso de tipografía, tomando el caso del diseño presentado en el logotipo
de una empresa ficticia -creada puramente con fines de análisis- que en este
ejemplo es una herrería. Aquí se pretende demostrar cómo se pueden aprovechar
las distintas características y cualidades del producto que se ofrece y su
contexto para aplicar tipografías de estilo diferente las cuales resulten
correctas en cualquier caso.
La imagen presentada en la figura 13 muestra una tipografía gótica llamada Old English LET, que trae a la mente los manuscritos de la Edad Media, época en la que el oficio de herrero era muy importante debido al uso de armas y armaduras por parte de los caballeros medievales, las formas angulares y escazas curvas nos transmiten la idea de rudeza y cierto grado de agresividad que nos puede remitir a la forma en que se trabaja el metal, que es precisamente un trabajo rudo pero con un tratamiento muy minucioso a la hora de concebir los utensilios finales. En la figura 14 se presenta una familia Trajan Pro, tipografía icónica con diseño y belleza sobresalientes y un referente en cuanto a letras romanas, pues esta basada en las inscripciones de la columna de Trajano (Costa y Raposo, 2008, pág. 67). Se aprecian finos remates y una combinación equilibrada de líneas curvas y rectas, un trazo en general delgado y proporciones armónicas, que en conjunto hacen referencia a los productos finales que ofrece la herrería, que pueden ser desde centros de mesa elegantes, ornamentales y con formas orgánicas hasta puertas forjadas con diseños rígidos y geométricos, todos estos elaborados con cuidado y maestría. Por último, la figura 15, posee la tipografía Serifa LT 65 Bold, que en esta ocasión se emplea para hacer una referencia a la fuerza del metal, la estabilidad de este así como a las formas toscas del martillo y el yunque que se identifican bien con los remates gruesos y angulares de los caracteres, además de transmitir una fortaleza y estabilidad al observador que le hace sentir que el negocio es fuerte, confiable y que sus productos están bien construidos.
Como
vemos, tres tipografías completamente diferentes e incluso de naturaleza
distintas pueden usarse de manera correcta en el mismo producto, poniendo en
clara duda los cánones y normas que dicen –por mencionar alguna- que una
tipografía caligráfica es siempre la mejor para un perfume de mujer. También abren un panorama más amplio con
respecto a la justificación del uso de un tipo en específico.
En
conclusión, podemos afirmar que los
estereotipo sociales juegan un papel fundamental en la forma de ver las
expresiones o funciones de ciertos elementos que componen precisamente la
sociedad, entre los cuales están; la vestimenta, los modales, y ciertas
prácticas cuyos orígenes definen cómo serán vistas en el futuro, esto, por lo
tanto, se extiende inevitablemente a la forma de representar ciertas ideas de
forma gráfica o dar significados preconcebidos a ciertos elementos visuales
–como el ejemplo antes mencionado del graffiti-, lo que afecta las capacidades
y libertades del diseñador gráfico respecto a la representación de determinados
aspectos culturales y que también influyen en el empleo de las familias de
caracteres e incluso del diseño mismo de estos.
Los diferentes experimentos y propuestas aquí presentadas pueden aplicarse a muchos productos y trabajos de diseño existentes y ser completamente justificables como se demostró anteriormente. Si bien, es verdad que las ideas preconcebidas de cómo debe usarse una tipografía ayudan en cierta medida a que esta siga conservando rasgos de su origen que dan a entender su naturaleza cultural ,temporal y espacial, las nuevas propuestas o experimentos concernientes al empleo y elección de tipografía son una herramienta esencial para no encasillar o limitar las posibilidades con las que cuenta un diseñador gráfico en este respecto ya que los estereotipos no son incorrectos, pero sí conforman una clara equivocación respecto a cómo usar tipografías y no son para nada –como se mencionó al principio de este texto-, un muro para el desarrollo creativo de quien trabaja con las diversas familias de caracteres.
Los diferentes experimentos y propuestas aquí presentadas pueden aplicarse a muchos productos y trabajos de diseño existentes y ser completamente justificables como se demostró anteriormente. Si bien, es verdad que las ideas preconcebidas de cómo debe usarse una tipografía ayudan en cierta medida a que esta siga conservando rasgos de su origen que dan a entender su naturaleza cultural ,temporal y espacial, las nuevas propuestas o experimentos concernientes al empleo y elección de tipografía son una herramienta esencial para no encasillar o limitar las posibilidades con las que cuenta un diseñador gráfico en este respecto ya que los estereotipos no son incorrectos, pero sí conforman una clara equivocación respecto a cómo usar tipografías y no son para nada –como se mencionó al principio de este texto-, un muro para el desarrollo creativo de quien trabaja con las diversas familias de caracteres.
Bibliografía.
Costa, J. y Raposo D. (2008). La
Rebelión de los Signos. El Alma de la Letra
Argentina: La Crujía Ediciones.
Frutiger, A. (2004). En Torno a la
Tipografía Barcelona: Gustavo Gili.
Gill, E. (2004). Un Ensayo Sobre
Tipografía Valencia: Campgráfic.
Guiraund, P. (1982). La Semiología
(9na Edición) México D.F: Siglo
Veintiuno Editores.
Kane, J. (2005). Manual de
Tipografía Barcelona: Gustavo Gili.
Kunz, W. (2003). Tipografía: Micro
y Macroestética Barcelona: Gustavo Gili.
March, M. (1989). Tipografía
Creativa Barcelona: Gustavo Gili.
http://lema.rae.es/drae/?val=estereotipo
Warde, B. (1955) The Goblet of
Cristal, Sixteen Essays on Typography. [en línea] Londres: The Sylvan Press.
Disponible en: http://www.unostiposduros.com/%C2%ABla-copa-de-cristal%C2%BB-por-beatrice-warde/
Fin de la parte III y de la Tesis (Esta tesis a manera de artículo fue realizada en Noviembre de 2012 por Silverio Contreras para obtener el título de licenciatura en Diseño Gráfico)
Fin de la parte III y de la Tesis (Esta tesis a manera de artículo fue realizada en Noviembre de 2012 por Silverio Contreras para obtener el título de licenciatura en Diseño Gráfico)
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