El Árbol que Quiere Volar
Ese árbol quería volar y cada primavera
envidiaba a las aves que navegaban por los cielos. Intentó mucho tiempo y
estudió a los pájaros, y una vez que el otoño le quito su manto de hojas, el
mismo se tejió uno de plumas cuando la primavera llegó, sus ramas cubiertas de
plumas estaban y el árbol se sintió feliz, pero cuando quiso emprender el vuelo
moviendo las ramas cual si fuesen alas, sintió que el suelo lo aprisionaba, vio
entonces que sus raíces lo ataban a la tierra y pidió a los castores que
le mordiesen las raíces para desprenderse del suelo, tanta así era su frustración. Sus raíces fueron cortándose pero se dio cuenta de que la
vida se evaporaba de él. El árbol dio otro aleteo y no logro despegar, los
castores sintieron lástima y dejaron de morderle justo antes de derribarlo
porque sintieron pesar de haber hecho caso al árbol. Entonces el árbol murió y
su interior se secó y sus plumas cayeron, sus ramas se retorcieron y su
consciencia se esfumó, se convirtió luego en un montón de madera pálida donde los
cuervos se posan y graznan. Una de sus ramas alojaba una semilla y esta cayó al
suelo, con el tiempo germinó y comenzó a crecer y sus hojas se hicieron grandes
y hermosas, y el árbol empezó a ver a las aves posadas en los cientos de
árboles secos alrededor de él y deseó volar, entonces esperó el otoño para
perder sus hojas, se preguntaba mientras pasaba el tiempo porqué tantos árboles
a su alrededor yacían muertos, grises y con las raíces roídas por los castores,
pero la idea de volar era más grande que
la curiosidad y esperó con ansias la primavera para usar el traje de plumas que
había tejido dentro de sí.
Los cuervos
graznaban, esperaban con ansias otro árbol para posarse.
S.E.C.C.
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